Nahuales Casa de Mexico Madrid España

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La palabra Nahual deriva de nahualli que, en náhuatl, significa “oculto”. Sin embargo, es un término que incorpora otras acepciones y significados, como disfrazar, engañar y ocultar. En este sentido, el término describe a uno de los seres abstractos más importantes del amplio universo cultural mesoamericano.

La palabra corresponde a diversas caracterizaciones que tienen como principio la metamorfosis. Un nahual puede ser un brujo que se transforma en animal y un nahual también es un alter ego animal que todos poseemos a lo largo de nuestra vida. Asimismo, este término identifica la capacidad de transformación que posee todo ser humano.

Es en la tradición de los alebrijes, tallados en madera, donde la palabra nahual adquiere su esencia material. Se trata de extrañas figuras metamórficas, talladas en madera y policromadas, que tienen un lugar privilegiado de producción en varios pueblos de Oaxaca como San Martín Tilcajete; y en el municipio de Santa Cruz Xoxocotlán donde se ubica el taller del maestro artesano Angélico Jiménez, en el pequeño pueblo de Arrazola.

Hay una historia (un poco mito, un poco verdad) que cuenta el origen de los alebrijes en el centro de la Ciudad de México. Se dice que, en 1936, un artesano del cartón llamado Pedro Linares López enfermó y alucinó con extrañas figuras compuestas por partes de distintos animales, que repetían la palabra “alebrijes”.

Luego de despertar de su trance, cuentan que Don Pedro corrió a su taller y frenéticamente comenzó a modelar con cartón y alambre un ser tan extraño y excéntrico que todos le preguntaban qué era eso y él simplemente respondía “es un alebrije”.

Finalmente, sea mito o verdad, la producción de estos seres fantásticos llega a Oaxaca a través del padre de Angélico Jiménez, Don Manuel Jiménez Ramírez, uno de los artesanos más importantes de los valles de Oaxaca; y que vivió en San Antonio Arrazola, llamado desde entonces el "Pueblo de los Alebrijes".

Este gran maestro tallista conoció a Pedro Linares en 1978, le contó su historia y de esta manera Don Manuel Jiménez llevó la idea a Oaxaca e inició su propia tradición de alebrijes de madera tallada.

Los Nahuales de los Jiménez son figuras quiméricas que combinan cuerpos de animales y cabezas de ancianos, con cuernos y pezuñas. A medio camino entre un jaguar, un conejo y un rostro humano, estas piezas están talladas en madera de copal y son consideradas verdaderas obras de arte por la finura de sus acabados, la delicadeza del trabajo pictórico y, sobre todo, por la original y contundente historia que encarna cada una de estas extraordinarias tallas.

Enlace:

https://www.casademexico.es/nahual-angelico-jimenez-2/

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